A partir de la postura que adoptó la Iglesia ante el matrimonio entre personas del mismo sexo, mucha gente consulta para realizar el trámite. La campaña nacional ya recibió más de 1.100 adhesiones.
Por Silvina Herrera
Militantes. El 10 de diciembre, diferentes agrupaciones realizarán una apostasía conjunta.
La apostasía es el rechazo total a la fe cristiana, una decisión que cada vez eligen más personas en la Argentina. Los argumentos de quienes realizan el trámite tienen que ver con la falta de fe y con la negativa de formar parte de una Iglesia Católica que, piensan, toma posturas extremas en contra de los derechos civiles. La fuerte oposición de la institución cristiana contra el matrimonio entre personas del mismo sexo hizo crecer en las últimas semanas la cantidad de consultas sobre cómo renunciar a la Iglesia. Apostasía Colectiva se denomina la campaña iniciada por un grupo de militantes, unos ateos y otros pertenecientes a agrupaciones de Gays y Lesbianas. Sólo en la última semana tuvieron más de 400 consultas y ya presentaron una carta simbólica con 1.100 firmas que adhieren a rechazar el cristianismo. Además el grupo, en Facebook, presenta 2.680 seguidores. Para apostatar sólo hace falta mandar una carta a la Iglesia donde se realizó el bautismo y decir que se quiere renunciar.
“Con la postura frente al matrimonio gay, mucha gente se sintió indignada por la intromisión de la Iglesia en asuntos civiles. Se estaba discutiendo una modificación del Código Civil, y entendemos que la Iglesia no tiene intromisión en la vida civil. Mucha gente entendió eso, los que pertenecen a la comunidad homosexual y muchos que no tienen ninguna filiación. Se han sentido ofendidos por esta presión de la Iglesia”, asegura Paola Reffetta, profesora en estudios orientales, que fue echada de su trabajo en la Universidad del Salvador, cuando los directivos se enteraron de que realizó el trámite para apostatar, lo que para ella constituye un acto de discriminación.
Andrés Miñones, titular de la Asociación Civil de Ateos en Argentina (Argatea) afirma que la Iglesia basa su poder en la cantidad de fieles, que cuentan a partir de los bautismos. “Repudio las políticas de la Iglesia, el manejo que tiene, haciendo presión sobre cuestiones cotidianas”, indica.
Paula Torrichela también renunció a la fe cristiana “no por una cuestión de fe, sino como un acto de protesta contra una institución que intenta interrumpir procesos democráticos”, señala la joven que milita en el feminismo. María Eugenia Bengolea apostató hace un año y cree que “con lo del matrimonio gay quedó de manifiesto el efecto nefasto de las religiones en el mundo, con eso de la guerra de Dios. Es la Iglesia la que siembra discordia”.
La campaña Apostasía Colectiva realizará el próximo 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, una renuncia masiva a la fé católica. La agrupación también concuerda con el pedido para que el Estado deje de financiar con los impuestos a la Iglesia.
La opinión eclesiástica
La compañía de Apostasía Colectiva reclama que la Iglesia quite de sus archivos los datos personales de quienes fueron bautizados y piden renunciar a la fe. Pero en ningún caso la institución aceptó borrar los datos y hasta ahora contestó sólo el 80% de las cartas de renuncia. “Yo fui dada de baja, pero no eliminaron mis datos, lo que es un derecho de todos. La Iglesia basa su legitimidad en la cantidad de personas bautizadas”, afirma Reffetta.
El padre párroco Martín Bracht asegura que “no es un número representativo. Es una exageración decir que hay mil pedidos para apostatar”. Sin embargo, admite que la situación es una señal de alarma para la Iglesia. “Nos preocupa que haya gente que quiera renunciar. Algo ha pasado para que no se sientan contenidos. Creo que es una cuestión de fe, que no tiene que ver con las políticas de la institución”, dice el cura y agrega: “Es un derecho renunciar, pero no se pueden eliminar los datos porque el acto de bautismo no se puede borrar”.
____________________________
Fuente: Diario Perfil
No hay comentarios:
Publicar un comentario