Fueron 126 votos a favor, 110 en contra y cuatro abstenciones. Los bloques más grandes votaron en forma transversal; la centroizquierda apoyó sin fisuras. Ahora, la iniciativa pasa al Senado. Los festejos en la comunidad gay-lésbica.
Eran las 2.25 y habían pasado doce horas de debate, cuando la activista María Rachid y su compañero Esteban Paulón salieron de un cuarto cercano a la bandeja de la presidencia de la Cámara de Diputados, adonde ingresaron en calidad de asesores, y miraron a los ojos a los diputados y a las diputadas presentes. Se estaba por votar la media sanción de la reforma que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. “Quería ver a la cara a los que iban a votar en contra, que vieran a quienes estaban perjudicando, porque el público estaba en las gradas altas y no se los podía ver fácilmente”, recordó Rachid, titular de la Federación Argentina de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans (Falgbt). Sólo los que votaron a favor se animaron a mirarla a los ojos, los otros no.
Cuando el tablero marcó que había 125 votos a favor, 109 en contra y 6 abstenciones (después hubo una corrección: los números fueron 126, 110 y 4), Rachid y Claudia Castro, su novia hasta que la Corte Suprema de Justicia o el Senado diga lo contrario, se abrazaron e intercambiaron lágrimas triunfales. La sala se llenó de papelitos y se oyó un grito compartido entre militantes y algunos diputados: “¡Igualdad, igualdad, igualdad!”. Rachid fue hasta el Salón de los Pasos Perdidos y empezó una seguidilla de abrazos de la que perdió la cuenta. Después bajó la escalera abrazada a la diputada Vilma Ibarra, una de las autoras del proyecto. En ese momento, otro reclamo fue cantado en el Congreso: “¡Documentos legales, para travestis y transexuales!”.
Afuera, cientos de simpatizantes cortaron intermitenmente la avenida Rivadavia, saludos con bocinazos. Entre ellos estaba César Cigluitti, de la Comunidad Homosexual Argentina. Dos activistas por la diversidad sexual del Partido Socialista rosarino charlaron con la kirchnerista Silvia Vázquez. “Me sorprendieron, nunca una barra se portó tan bien como ustedes”, les dijo la diputada. “Y mirá que había gente para abuchear entre los diputados”, le respondió una de las jóvenes.
(Por Emilio Ruchansky --- Nota completa en Página 12 )
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